El actual movimiento feminista tuvo su raíz en EE.UU. al ser lanzado el libro "The Feminine Mystique" (El Mito de la Feminidad); cuya autora es Betty Friedan, a quien muchos consideran "La Madre" del actual movimiento feminista. Al adoptar la nueva filosofía del "yo primero", propuso a las mujeres que sólo se podrían sentir "verdaderamente realizadas" y felices si lograban obtener triunfos fuera de su hogar, y que el ser esposa y madre era la más indigna y denigrante de todas las labores que podía realizar la mujer.
Este nuevo feminismo llegó a la conclusión de que la mujer sólo podría lograr su máximo potencial si se liberaba de la "carga" de la maternidad. El primer paso era que aceptaran como prioridades nuevos objetivos materialistas y egocéntricos. Las feministas buscaron la forma de remover todos los "obstáculos" para poder triunfar, y entre éstos se encontraba la posibilidad de un embarazo que podría interrumpir el logro de triunfos en el mundo de los hombres. Puesto que las nuevas feministas buscaban la igualdad con el hombre y la capacidad de ser madre es precisamente lo que más distingue a la mujer del hombre, la maternidad se convirtió para ellas en el mayor obstáculo. A partir de entonces la sexualidad y la reproducción ya no fueron considerados por las feministas radicales como regalos de Dios; a los niños se les vio como una carga y no una bendición, y el tener relaciones sexuales sin temor al embarazo pasó a ser un "derecho" absoluto. De ahí que las nuevas feministas comenzaran a demandar el "derecho" a la contracepción primero, y más tarde siguiendo el mismo falso razonamiento, el aborto a petición.
Un resumen de la doctrina de Friedan sería el siguiente:
1. Una revolución social, una reforma de la imagen femenina debe darse, para que no tenga conflictos de satisfacción sexual.
2. La cultura existente no permite a la mujer ser un ser humano pleno.
3. Debe crecer la personalidad humana sin reglas morales o la religión.
4. El matrimonio no es una vocación.
5. Ser esposa y madre es un "papel".
6. El concepto cristiano de feminidad debe ser desechado.
7. La madre que trabaja es mejor madre que las dedicadas a los hijos al 100%.
8. La mujer debe enfrentarse a los "prejuicios religiosos".
9. La religión usa "la técnica manipuladora de la psicoterapia" para que la mujer no se libere, el enemigo a vencer y a destruir es la Iglesia Católica.
10. ¿Qué hacer para destruir a la Iglesia? Surge el feminismo espiritual – y aquí encuentra su base Lo que es la exigencia de las mujeres respecto al sacerdocio, en un erróneo concepto del feminismo religioso – por tanto el concepto de igualdad debe incluir una reforma a favor de la ordenación de mujeres sacerdotisas. Es por ello que se le acusa a la Iglesia de sexista y patriarcal.
Una Ideología Marxista
Ahora bien, al iniciarse la década de los años sesenta, la mujer norteamericana comenzó la batalla por adquirir los mismos derechos del hombre, el mismo acceso a la educación y el mismo salario por el mismo trabajo, metas valiosas que siguen siendo respaldadas hoy en día por la gran mayoría de las mujeres. Pero a finales de la década, ese mismo movimiento pasó a manos de un grupo radical que adoptó el análisis marxista de poder y cambio social.
En su libro "The Dialectic of Sex" (La dialéctica del sexo), la feminista radical Shulamith Firestone aplicó la ideología marxista clásica a las relaciones entre los géneros. Según la ideología marxista, la familia patriarcal fue la primera opresión y la causa de todas las demás opresiones. Esta ideología proponía entonces la eliminación de la propiedad privada (para debilitar la base económica de la familia encabezada por el padre), la legalización del divorcio, la aceptación de los hijos ilegítimos, la integración de toda mujer en la fuerza laboral, el establecimiento de guarderías infantiles gratis las 24 horas del día y la eliminación de la religión, para así destruir la familia y eliminar las clases y demás fuerzas "opresoras".
Pero, según Firestone, Marx no llegó lo suficientemente lejos en su argumento. Si la familia es la causa de toda opresión, entonces es necesario, decía, atacarla directamente. De acuerdo con su análisis, es en la familia donde los hijos quedan expuestos por primera vez al dualismo de clases. En la figura del padre los hijos ven la clase opresora, que se beneficia de la labor (reproducción) de la clase oprimida, la "madre". Los "hijos" son la clase más oprimida. Por lo tanto, los hijos nacidos de familias tradicionales, según Firestone, están socialmente condicionados a aceptar la distinción de clases.
Firestone entendía claramente que su guerra era una guerra en contra de la naturaleza, y aunque reconocía que la familia está arraigada a realidades biológicas como el hecho de que sólo la mujer puede quedar embarazada, pensaba sin embargo que aún así la mujer “podía lograr su liberación”. Esto lo haría a través de: 1) la absoluta revolución sexual de clases, no sólo a través de la eliminación del privilegio masculino, sino también eliminando la distinción misma del sexo; 2) el absoluto "control de la reproducción" de la mujer, incluyendo el aborto a petición; y 3) la total liberación sexual, que incluye el derecho absoluto del individuo a tener relaciones sexuales con otros individuos sin importar la edad, el número de personas, el estado civil o las relaciones familiares (incesto) o el género. Algunos estiman que el 40% de las mujeres que componen el movimiento feminista radical son lesbianas.
Los Derechos de las Lesbianas
Como si lo anterior fuera poco, se ha constatado cómo el actual movimiento feminista ha hecho una de sus prioridades principales los derechos de las lesbianas, incluyendo el de adoptar hijos y constituir una familia, con todos los derechos legales de los cuales la familia tradicional disfruta. En 1998, durante la Conferencia Nacional de los Derechos de las Lesbianas, patrocinada por la principal organización feminista de EE.UU: "N.O.W." (Organización Nacional de la Mujer), dicha institución no sólo adoptó los derechos de las lesbianas como una prioridad, sino que sus dirigentes afirmaron en una publicación oficial de dicha organización: "Toda mujer debe estar dispuesta a identificarse como lesbiana, si ha de ser verdaderamente feminista.... ninguna mujer está libre para ser mujer hasta que todas las lesbianas estén en libertad de ser lesbianas".
Las lesbianas, que no pueden concebir, accedieron a ayudar a las mujeres heterosexuales a demandar su "derecho al aborto" y una vez obtenido éste a conservarlo a todo costo. A cambio de esta ayuda las feministas heterosexuales pro abortistas, se comprometieron a luchar por los "derechos" de las lesbianas. Se estableció así una "alianza" que bien podría haber sido planeada en el mismísimo infierno.
Una de las más radicales organizaciones militantes de hombres homosexuales: "AIDS Coalition to Unleash Power" (Coalición del SIDA para Desatar el Poder), ofrece a las pro abortistas la ayuda de sus miembros en contra de los que protestan contra el aborto ante las clínicas, a cambio del apoyo de las feministas en la campaña de terror dirigida contra las iglesias en EE.UU. En muchos casos los homosexuales y las lesbianas activistas según se ha reportado, son los más violentos defensores del aborto, dan patadas, escupen o muerden a los que acuden a los centros de aborto a manifestar su oposición a éste. La coalición de homosexuales ya mencionada se hizo famosa cuando sus miembros se unieron a los pro abortistas para gritarles insultos y obscenidades a los feligreses que acudieron a misa el 10 de diciembre de 1989, en la Catedral de San Patricio en Nueva York. Cuando comenzó el sermón del Cardenal John O'Connor, los homosexuales interrumpieron la celebración de la Santa Misa parándose en los asientos, gritando, alzando sus puños amenazadoramente y tirando condones al altar. Uno de los activistas homosexuales tomó la comunión, rompió la hostia en dos y la tiró al piso.
Estas son algunas de las bases que han llevado a la crisis de la sociedad, socavando el sagrado seno de la familia, que se ha convertido verdaderamente en una de las instituciones más atacadas por Satanás.