30 de Mayo de 1953 y 26 de Junio de 1956..."Profecía olvidada pero cumplida"

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En su documento fechado el 7 de octubre de 1989 sobre los asuntos de Sabana Grande, Puerto Rico, los señores obispos de la Provincia Eclesiástica de Puerto Rico afirman que en la época de las alegadas apariciones de la Santísima Virgen en dicho lugar – o sea, en el año 1953 – no se hablaba de "mensajes" supuestamente entregados a los niños videntes por parte de la Virgen María. Dicen Sus Excelencias que lo de los "mensajes" surgió años después de los acontecimientos originales – implicando así que esto es evidencia en contra de la autenticidad de las mismas apariciones.

Pero sobre este punto los señores obispos están equivocados. Además de testigos vivientes que pueden dar testimonio de que los niños sí hablaban de "cartas" o "mensajes" de la Virgen ya en aquella época (testigos que, curiosamente, nunca fueron entrevistados durante los tres años – 1986-1989 – de la investigación canónica llevada a cabo por mandato del Señor Obispo de Mayagüez), existe una prueba indiscutible que hubiera sido descubierta si la investigación hubiese sido efectuada con más seriedad: un reportaje publicado en el periódico El Imparcial el día sábado 30 de mayo de 1953,unos pocos días después de la última aparición y del Milagro del Sol.

Dicho reportaje lleva el título "Obispo McManus No Interesa Cartas", y afirma, entre otras cosas, algo muy curioso. Dice, "Como se sabe" (evidentemente la gente ya estaba hablando de esto), los niños videntes Isidra Belén y Juan Ángel Collado no sólo dicen tener mensajes ("cartas") que la Virgen les dijo que se los entregaran al obispo, sino también que dichas "cartas podrán ser abiertas" en una fecha muy específica, más de tres años en el futuro: el "26 de junio del 1956". El artículo enfatiza, sin embargo, que el Obispo McManus no tiene ningún interés ni en ver dichas "cartas", "ya que según su criterio, la Santísima Madre no actuaría en la forma que alegan los niños".

Al ver por primera vez (en mayo de 1990) este reportaje singular del año 1953, designando con exactitud una tan misteriosa fecha del futuro, se hizo contacto con la Señora Isidra Belén para preguntarle si El Imparcial decía la verdad sobre ella y las "cartas". Y contestó que los mensajes de la Virgen sí fueron algo real e histórico, pero que ella no sabía nada de aquella fecha del 1956. Creía que a ella la Virgen jamás le había dicho algo semejante. Por su parte al Sr. Juan Ángel Collado con la misma pregunta, contestó que sí, el reportaje fue básicamente correcto, pues a él, sí, María Santísima le había dicho que los primeros mensajes debieran abrirse en esa fecha muy precisa, tres años posteriormente, es decir el 26 de Junio de 1956. Esto mismo se lo corroboró personalmente a este servidor apenas el pasado 6 de septiembre de este año 2008. Le pregunté, "Pero, ¿por qué aquella fecha y no otra? ¿Por qué tenía que ser el 26 de junio del 1956?" Juan me contestó que no sabía, pues la Virgen no le dio ninguna razón, simplemente le precisó la mencionada fecha. Me dijo que todavía él no tenía la más mínima idea sobre el "por qué" de esa fecha, pues no era ni fiesta de la Virgen, ni aniversario de ninguna aparición de ella, ni nada como eso. Añadió, por fin, que hubo un punto en el reportaje que debía de corregirse. El Imparcial dejó la impresión de que, según los niños, le tocaría al mismo Obispo. McManus el abrir los mensajes en el 1956. Pero – afirmó Juan Ángel – lo que la Virgen le había dicho fue que el obispo debería entregarle al Papa los mensajes para que el Santo Padre los pudiera abrir el 26 de Junio de 1956, es decir, el Papa Pío XII.

¿Por qué un niño se inventaría una fecha tan arbitraria? Si iba a inventarse una, con motivo de convencer a la gente que fue la Virgen la que se la había revelado, parecería más probable que un muchachito ingenuo se hubiera escogido alguna fecha con un significado o simbolismo más obvio. Por otro lado, si en realidad fue María Santísima la que metió en la mente del niño la fecha que le mencionó al periodista en 1953, unas consecuencias lógicas se seguirían. En primer lugar, la Virgen, compartiendo ya el conocimiento de Dios mismo por la visión beatífica, habría sabido que su instrucción no sería obedecida; que el Papa Pío XII ni siquiera recibiría los mensajes, y mucho menos los abriría en la mencionada fecha del 1956. Pero tal pre-conocimiento del no cumplimiento de la encomienda no es necesariamente evidencia contra la veracidad del niño Juan Ángel. Sor Lucía de Fátima había dicho que el Tercer Secreto de la Virgen debiera ser publicado por el Papa a la muerte de ella o para el año 1960, a más tardar, pero Juan XXIII decidió lo contrario.

De todos modos, siguiendo la hipótesis de autenticidad, podríamos concluir también que si, a pesar de pre-conocer el no cumplimiento de su instrucción, la Madre de Dios se la comunicó al niño, incluyendo la fecha tan específica, Ella tiene que haber tenido alguna razón para nombrar tal fecha. Podemos saber con toda certeza que la Virgen María no revelaría nada meramente arbitrario, sin sentido. Ahora bien, ¿cuál clase de razón serviría? Si las apariciones fuesen auténticas, incluso este mensaje sobre el 26 de junio de 1956, la razón más lógica sería que la Santísima Virgen ya sabía que en la fecha por Ella especificada tres años anteriormente, otra cosa en realidad iba a suceder, en vez de la solicitada apertura de los mensajes por el Papa; y que esta otra cosa respaldaría en algún modo la autenticidad de sus apariciones en Puerto Rico, a pesar de que éstas y los mensajes habían sido rechazados como falsos por el obispo local. Como otra consecuencia lógica podríamos afirmar que, en caso de autenticidad, esta otra cosa del 26 de Junio de 1956 tendría que ser comprobable, indiscutible en sí mismo, y conocida en su debido momento por las autoridades responsables de la re-evaluación del asunto de Sabana Grande.

Teniendo en mente estos criterios, se llega a la conclusión de que si después de averiguaciones razonables no se pudiera descubrir ningún acontecimiento de aquel día que apoyara en modo alguno la autenticidad de las apariciones, eso sería una buena indicación del origen no celestial del "mensaje comunicado al periodista" por Juan Ángel en 1953. Y eso, a su vez, le quitaría al vidente mucha de su credibilidad en cuanto a sus demás pretendidos mensajes de la Virgen. Pero si por el contrario, algo saliera a la luz en torno al día 26 Junio de 1956, que sí pudiera interpretarse razonablemente como la confirmación de las apariciones, eso claramente sería evidencia y pertinente en favor del vidente y sus afirmaciones.

REHABILITACIÓN CANÓNICA DE SANTA JUANA DE ARCO

A continuación se expondrán los resultados obtenidos.

Se estima que, en su totalidad, estos datos constituyen evidencia formidable en favor del origen sobrenatural del mensaje custodiado por Juan Ángel, reportado en El Imparcial en mayo de 1953. Estadísticamente sería poco plausible pretender que todos estos datos sean resultado del azar, o sea, meras "coincidencias". Igualmente increíble sería la hipótesis de un origen oculto o demoníaco del mensaje sobre el 26 de junio de 1956, puesto que sólo Dios, en la Omnipotencia de su Providencia, es el Dueño de la Historia – tanto en sus grandes eventos como en sus pequeños detalles. Por eso se ha intitulado estas observaciones con la palabra "profecía" para la designación de aquella fecha por el niño Juan Ángel. Se dice "profecía" entre comillas, pues en el uso común y popular una profecía es una predicción, en el modo indicativo, de que algo efectivamente sucederá, no una instrucción (modo imperativo) de que algo deberá efectuarse. Sin embargo, una profecía en el sentido más amplio (también en el sentido bíblico) es cualquier mensaje concreto, proviniendo del cielo, para el bien del Pueblo de Dios. Y cuando la evidencia sugiere fuertemente que un pretendido mensaje celeste sobre el futuro es auténtico, con mucha razón se puede hablar de una "profecía cumplida", aunque no se trate de una predicción en el sentido estricto. Toda vez que los mensajes del niño vidente eran destinados al Papa Pío XII para el día 26 de junio de 1956, es lógico preguntarse ¿qué pasaría aquel día en que, según el Sr. Collado, el Papa debiera haber abierto los primeros mensajes de Sabana Grande?

La fuente más obvia para hallar tal información fue el diario del Vaticano, o sea, la edición original italiana de L'Osservatore Romano, que salía todos los días salvo el lunes. Inmediatamente se descubre algo bien impresionante. En 1956 el 26 de junio cayó en un martes, y por tanto el periódico que salió aquella mañana llevó la fecha del día anterior también, o sea, "25-26 giugno 1956". En la primera plana, el artículo principal fue un discurso de Pío XII que constituye un paralelo muy obvio con lo del joven vidente de Sabana Grande y, dentro de la perspectiva de dicho paralelo, simbolizando la autenticidad de las visiones y mensajes de aquel niño. Pues el tema del discurso es el de una persona joven que pretende llevar mensajes celestes; quien es rechazada como vidente falsa por su Obispo local; quien, muchos años después, ¡es rehabilitada y reconocida como vidente auténtica por la misma Santa Sede! Se trata de hecho, del caso más célebre de este tipo en todos los dos mil años de la historia de la Iglesia: ¡la rehabilitación canónica de Juana de Arco! La ocasión del discurso pontificio (transmitido por radio el día anterior, el lunes, pero publicado el 26 de junio) fue la celebración en Rouen, Francia, del quinto centenario (1456 + 500 = 1956) del nuevo proceso póstumo de la joven heroína, que terminó en el 1456 con la anulación, de parte de un Tribunal Pontificio, de la sentencia de herejía que la envió a la hoguera en 1431 – sentencia de Mons. Cauchon, Obispo de Beauvais.

Si esta "coincidencia" fuese el único resultado interesante de este descubrimiento, ella bastaría para prestarle mucha credibilidad a Juan Ángel Collado en cuanto a su mensaje sobre el 26 de Junio de 1956, pues se puede afirmar sin temor alguno de ser contradicho, que en todos los miles de escritos y discursos de sus 19 años de pontífice, ningún otro acto de Pío XII puede haber sido más apto para confirmar simbólicamente la afirmación del vidente puertorriqueño. Pero eso no es todo:

1. La fecha del reportaje de El Imparcial en 1953 es del 30 de mayo. Y esta fecha es precisamente el aniversario del martirio de Santa Juana de Arco, y su fiesta litúrgica celebrada en Francia. ¿Otra mera coincidencia‟? ¿O la mano de la Divina Providencia? Ahora bien, el pasaje clave del acto de su canonización en 1920 por el Papa Benedicto XV, designando la fecha 30 de mayo para su fiesta, resulta que está visible en la Acta Apostolicae Sedis y el número de la página es la 527. Pues pasaron 527 años entre el año de las grandes victorias de Juana sobre los ingleses (1429) y el año 1956, designado en el 1953 por el niño Juan Ángel Collado.

2. El intervalo exacto entre el mencionado reportaje (30 de mayo de 1953) y el 26 de junio de 1956 también resulta ser muy significativo. Dicho período fue 1123 días, contando exclusivamente, y 1124 inclusivamente. Ahora bien, todos saben que, según las afirmaciones de Juan Ángel Collado, la primera aparición de la Virgen del Rosario tuvo lugar a las 11 de la mañana, el 23 de abril, o sea, 1123. Además, 1124 = 4 x 281; mientras 1123 es número primo – no se divide por otros factores. Pues resulta que en el año en que terminó este intervalo, 1956, el número 281 (otro número primo) simbolizó perfectamente la "Virgen del Rosario", pues la Fiesta de María del Rosario con este título, el 7 de octubre, cayó en el día 281° de aquel año bisiesto. Como resultado de todo esto, sale un simbolismo sumamente vinculado a una descripción matemática de la primera aparición reportada por el niño Juan: "11 de la mañana, 23° día del 4° mes, Virgen del Rosario". Basta exponer lado a lado los dos números mencionados, dividiendo el segundo en sus factores, para ver el simbolismo:

11 de la mañana

1123

23 Día de la Aparición

4 mes

1124

X

Día 281 del año, fiesta de la Virgen del Rosario, 7 de octubre

3. El mismo simbolismo de la primera aparición en Puerto Rico se ve en el año de la condenación episcopal de la joven Juana, el 1431; fortaleciéndose así la comparación con el joven Juan. 1431 = 27 x 53, que se puede expresar como (23 + 4) x 53, correspondiendo exactamente al día, mes y año: el 23/4/53, o sea 23 de abril de 1953.

4. El orden matemático en las maravillas de la naturaleza siempre ha sido reconocido como evidencia por la realidad del Creador inteligente. Parece que tal orden también se ve, a veces, en los asuntos históricos y humanos, como señal de la majestad de la Divina Providencia. He aquí otro paralelo impresionante entre el caso de Juana de Arco y la reportada aparición de la Virgen en Abril de 1953. Como se sabe, los videntes de Sabana Grande siempre han insistido en que el número siete fue un rasgo típico de esta aparición: afirman que la Virgen se presentó con una corona de 7 estrellas, que dejó 7 mensajes, etc. Ahora bien, Juana de Arco nació el 6 de enero de 1412 y pereció en las llamas el 30 de mayo de 1431, teniendo así exactamente 7084 días de edad en el día de su martirio. Este número representa ¡por tercera vez! el momento exacto de la primera aparición de la Virgen en Puerto Rico: con 7 estrellas, a las 11 de la mañana, el 23° día del 4° mes: 7,084 = 7 x 11 x 23 x 4.

¿Puede decirse fácilmente que todos estos paralelos son "meras coincidencias" así nada más? ¿No sería muy razonable interpretarlos como evidencia de que la Santísima Virgen María fue en realidad la fuente del mensaje sobre el 26 de junio de 1956, comunicado por el niño Juan Ángel a la prensa tres años antes? ¿Y que Dios en su Providencia ordenó otros acontecimientos en las vidas de Juana de Arco y el niño puertorriqueño, de tal manera que simbolizaran matemáticamente la autenticidad de la aparición mariana concedida a Juan Ángel en 1953? Por fin, el lector puede tomar en cuenta también que en aquella época la fecha designada por el niño Juan Ángel, el 26 de junio, era la fiesta litúrgica de los Santos Juan y Pablo. ¿No podría ser esto otra confirmación muy elegante? La instrucción fue que el Papa Pío XII abriese los primeros mensajes; pero, sabiendo que eso nunca sucedería, la Madre de Dios designó una fecha que simbolizó perfectamente al futuro Papa Juan Pablo quien efectivamente recibiría y leería los primeros mensajes de Sabana Grande de manos de un sacerdote puertorriqueño en noviembre de 1989.

Hasta el título del discurso de Pío XII sobre Juana de Arco esconde un simbolismo extraordinario de las apariciones en Puerto Rico. Si el mismo Señor Jesucristo nos asegura que "hasta los cabellos todos de (nuestra) cabeza están contados" en la Providencia de Dios, ¿Por qué no también las palabras y letras de un anuncio providencial? Como se ve en el periódico L‟Osservatore Romano lunedi-martedi 25-26 de Giugno 1956: IL RADIOMESSAGGIO DEL SOMMO PONTEFICE PIO XII ALLE SOLENNI CELEBRAZIONI SVOLTESI NELLA CITTÁ DI ROUEN PER IL V CENTENARIO DELLA RIABILITAZIONE DI S. GIOVANNA D‟ARCO. El lector puede constatar que en el título hay 25 palabras con 138 letras, siendo la suma de estos números 163. Ahora bien, este último corresponde perfectamente a las fechas de la primera (23/4/53, es decir, 23 de abril de 1953) y la última (25/5/53, o sea, 25 de mayo de 1953) de las apariciones en Puerto Rico:

25 palabras + 138 letras = 163

163 = 23 + 4 + 53 + 25 + 5 + 53

1er. Día Último día

Cada quien podrá sacar sus propias conclusiones. Para el que esto escribe, no me queda la menor duda de que para quien fuera el principal vidente de las apariciones de la Virgen del Rosario en el Pozo de Sabana Grande en año de 1953, y que ha pasado por grandes pruebas y persecuciones, calumnias y difamaciones, aún le espera su principal y mayor cruz, hasta que beba totalmente las últimas gotas del cáliz amargo que el Cielo le tiene preparado, en total humillación y denostación... Así pues, si a Juana de Arco la quemaron viva por embustera y hereje por parte de los clérigos ingleses, ¿qué le esperará a Juan Ángel Collado? Pero con el tiempo quedará patente y conocido por todos quién se escondía detrás de este jibarito del campo, y esto para confusión de los sabios y "poderosos" del mundo, así como de la Misión traída por Nuestra Señora del Pozo a Sabana Grande, Puerto Rico.

El que tenga ojos...que vea.

LUIS EDUARDO LÓPEZ PADILLA

30 DE MAYO DEL 2010